Ccomentario devocional del Salmo 18, escrito por Esteban Correa.
(Versículos 1 al 20)
En este salmo escrito por David podemos ver como presenta al Señor como un refugio para nuestra protección, un alto escondite para nuestro enemigos. Los enemigos de David no podían contra él, porque Dios lo protegía.
El Señor es el refugio al que debemos acudir para ser protegido y guardado de todo enemigo. En el versículo 3 vemos que la alabanza a Dios debe ser algo constante en nosotros, cada día debemos agradecer y alabar a Dios por su amor, protección y por ser quién nos ayuda a vivir en victoria.
En el versículo 6 vemos nuevamente una tremenda declaración, que dice:
“En mi angustia invoqué al SEÑOR y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos”.
El salmo nos muestra que el clamor llega a los oídos de Dios, un profundo y fuerte clamor del corazón puede tocar el corazón de Dios para que veamos su mano.
Del versículo 7 al 15 se hace una descripción del poder total de Dios sobre todas las cosas, y de cómo Él se enfurece también contra nuestros enemigos, se indigna y viene a nuestra ayuda. Todo lo que se levante contra nosotros deberá enfrentarse con la indignación del Señor.
No temas si estás pasando por una prueba o una lucha, si has puesto al Señor como tu protección, y clamas a Él para ser socorrido, el Señor vendrá y derribara el obstáculo de tu vida, solo sigue esperando y clamando, verás la mano de Dios como David.
En el verso 16 y 17 dice: “Dios me sacó de las aguas caudalosas” y “me libró de mi poderoso enemigo”, necesitamos apoyarnos y descansar en ese amor inigualable que Dios tiene por nosotros, que gracias a que Él es el más poderoso de todos, nosotros estamos tranquilos. En nuestra limitaciones somos débiles, pero el Señor es fuerte y más grande que los enemigos que podamos tener, siempre los vencerá.
Del versículo 20 al 24 el salmista nos revela que Dios recompensa la integridad, la fidelidad y la justicia, es decir: nuestra obediencia. Es de suma importancia que nos mantengamos en fidelidad a Dios, el Señor ve cada una de nuestras actitudes frente al pecado. Dejar todo lo deshonesto y corrupto, nos pone bajo la protección del cielo. Especialmente en el verso 23 vemos una gran revelación, que dice así: “Fui íntegro para con él y me guardé de mi maldad”.
La naturaleza corrupta, está en todos, pero nos tenemos guardar de ella, hacerla morir, tenemos que tener una actitud íntegra y recta en el corazón para con Dios, y así nos ayudará a vencer el pecado por el poder del Espíritu Santo, tenemos que tener la disposición de obedecer y así nuestra debilidad se transformará en fortaleza, porque el Señor ve esa actitud del corazón.
En el versículo 24, vemos que Dios recompensa la limpieza de manos y la justicia.
Del versículo 25 al 28 Se nos revela cómo responde Dios a cada uno según su actitud, El Señor es la luz de los humildes y quiere nuestra constante actitud de humildad y arrepentimiento, de esa forma su luz nos alumbrará para tomar las mejores decisiones y vivir en paz.
Cada vez que te humillas ante Dios, reconociendo su grandeza, él será tu luz y refugio, se agradará de ti, pero aquel que se cree autosuficiente, no disfruta de los beneficios del favor de Dios.
Del versículo 29 al 50 hay una respaldo de Dios, y una capacidad especial para luchar y vencer a los enemigos, el Señor nos adiestra para la guerra, nos hace entender cómo batallar en el Espíritu, en la oración, en la declaración de la palabra.
No solo que nos protege, sino que nos hace hábiles guerreros para vencer al enemigo y desbaratar sus obras por medio de la autoridad del nombre de Jesús.
Cuando pones a Dios como tu refugio, Él no solo te ayudar, sino que te hace una persona fuerte para vencer y avanzar en la vida.
En Mateo 28:17-19 Vemos como El Padre le dió a Jesús toda potestad en el cielo y en la tierra, lo puso sobre toda fuerza y poder para que establezcamos el reino de Dios sobre este mundo ganando almas, trayendo salvación, libertad y sanidad; siendo de bendición y conquistando todas sus promesas en el nombre de Jesús.
El salmo concluye en el versículo 50, haciendo la siguiente declaración:
“Él engrandece las victorias de su rey y muestra misericordia a su ungido: a David y a sus descendientes, para siempre”.
Las victorias y la habilidad en la batalla, el Señor te la dará en todas las áreas de tu vida, tal vez necesites batallar por la salvación de alguien, por la bendición sobre un hijo o hija, por tu matrimonio, por la economía, por tus proyectos para alcanzar nuevas metas, para ser libre de angustias o por tu salud, si batallas con el Señor, te dará grandes victorias, mostrará su misericordia en ti.
David es nuestro ejemplo, el amaba a Dios y deseaba agradarle, su refugio principal fue siempre el Señor, su corazón fue recto para con Él.
Cabe destacar que este último versículo contiene una bendición directamente para nosotros, porque dice que Dios engrandece las victorias y muestra misericordia a David y a su descendencia para siempre, y del rey David sino Cristo y Cristo es nuestro Señor y Salvador. Entonces, como somos de Cristo, somos la descendencia espiritual de David y tenemos esta bendición de poder tener grandes victorias y alcanzar la misericordia de Dios.
Ahora hagamos juntos esta oración:
“Dios mío, sé mi refugio, mi protección y mi castillo en este tiempo. Clamo a ti para que me salves de todos mis enemigos, líbrame con tu mano poderosa de todo ataque de maldad en mi contra.
Padre Santo, Líbrame de toda angustia y escucha mi clamor desde tu santuario, te busco con todo mi corazón, necesito tu ayuda, quiero ver tu mano actuar a mi favor.
Dispersa a los enemigos de mi alma y confúndelos. Extiende tu mano y rescátame de las aguas caudalosas y de todos mis enemigos; porque tú Señor, eres más fuerte que ellos.
Me arrepiento de toda soberbio y decido permanecer humilde ante tu presencia, ilumíname para ser lleno de tu poderoso Espíritu Santo. Que tu palabra sea mi espada para pelear toda batalla, persiguiendo a mis enemigos hasta alcanzarlos y destruirlos en el nombre de Jesús.
Dios mío, te doy ta la gloria y la alabanza porque escuchas mi oración y me libras de todo enemigo, gracias por tu amor, por tu Espíritu Santo y por la bendición de tener en Cristo grandes victorias y alcanzar tu misericordia.
Recibo y proclamo todo esto en el nombre de Jesús. Amén”