En el salmo 22, versos del 3 al 5, versión Reina Valera, tu Palabra, nos dice:
Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste.
Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
Tu Palabra, Señor, me inspira a alabarte. Tú reinas por sobre todo lo que has creado. Tú eres santo y nos amas. Confiamos en ti, en la libertad que nos has dado por generaciones. Toda nuestra confianza la ponemos en ti Señor, que eres nuestro Salvador, nunca nos dejas solos ni nos defraudas, por eso te alabamos y te damos gracias. Muchos nos atacarán, se burlarán de nosotros, nos humillarán por tu nombre, pero solo son palabras necias, de hombres. Señor, despierta en nosotros el amor incondicional que nos llena de tu Espíritu; sólo necesitamos un soplo de tu amor para ser salvos, acompáñanos en nuestro camino y danos tu luz.
Pedimos por nuestros amigos, y aún para que toques los corazones de quienes nos adversan. Que Dios los bendiga, proteja, que sea buena su salud y que el pan nunca falte en sus mesas para que todos te alaben en una sola voz y nos sigas viendo con tu amor infinito. Muchas veces dejamos que nos guíe nuestra fe, aunque no veamos adonde nos llevará, pero Señor, siempre estás con nosotros, de ser ultrajados y de la muerte, a nuestras causas siempre haces justicia y revelas la verdad de quienes traman en la oscuridad, los pones, con tu Poder, a la luz del pleno día, los expones y le haces justicia al que sufre, por eso nosotros, Señor, nos confiamos a ti, Tú nos apartas del peligro y del enemigo. Nos has dicho que tomemos todo lo que has creado para nuestro disfrute en esta vida. Te alabamos y te adoramos ayer, hoy y siempre.
Sólo tú sabes cuándo será nuestro último momento en la Tierra. Confiamos en que en este recorrido nos guiarás, labrarás el destino de todos y acompañarás hasta el final. Como nos diste libre albedrío somos libres de elegir, pero esas elecciones determinarán lo que tendremos, seremos y lo que hagamos mañana en nuestras vidas. Por eso te alabamos y glorificamos Tú nombre, dedicamos cánticos y alabanzas, confiamos en tu Palabra.
Conocemos tu verdad y esa verdad no debe ser pretexto para agredir. Debemos ser honestos y justos con los que se han equivocado y no te conocen. En nuestras manos está darles la Palabra, la que nos has enseñado y por la que hemos visto florecer nuestro destino y nuestras vidas. Atravesaremos conflictos con los que no te conocen, seremos juzgados según su entendimiento y de acuerdo a su verdad y a su Dios. Y eso nos hará crecer, podremos discernir y abrirnos con honestidad al Espíritu que nos mostrará sus caminos.
La paz que nos ofreces se sostiene en tus promesas, tu presencia continúa entre nosotros y vemos como tu amor se derrama en nuestras vidas, nuestro destino está forjado de acuerdo a tus principios siendo auténticos discípulos de tu amor. El Señor quiere darnos todo lo que ama y escogió para nosotros. Resucitemos como hombres renovados y abracemos al Señor. Confiemos en su Palabra y luchemos para vivirla cada día.
Señor, que tu Espíritu nos recuerde todo sobre tu presencia en nosotros y llénanos de tu paz. Nos das fuerzas para seguir con una conducta intachable, resistiendo a las tentaciones, para ser agradable a tus ojos, como dice el apóstol Pablo en sus cartas, ser ofrendas de agradable olor ante ti, tal como lo fue Jesús, el cual nos ha invitado a seguirlo, con todo lo que eso implica; luchando contra el pecado y llevando el evangelio de verdad y de amor a todos los rincones de la tierra.
Tú, Señor, eres mi mano derecha en la batalla, me proteges y salvas, me entrenas y me sostienes para vencer al pecado, hemos vencido las iniquidades gracias a tu auxilio. Ahora, libre de cualquier peligro, sostenme en mis luchas Señor. Te alabo, Señor, porque has escuchado y redimido del pecado a tu pueblo. Te honramos, alabamos, te glorificamos y adoramos porque eres nuestro Dios, único y verdadero, no hay otro como tú.
Confiamos en tu misericordia que es amor verdadero y dedicamos cánticos a Tu Nombre, alabando tu grandeza y poderío. Junto a ti hemos obtenido la victoria que nos das, dedicamos toda nuestra confianza y alabanzas por tu Gloria, que es eterna. Proclamemos tu nombre bendito, y el de nuestro Señor Jesús. Alabado seas, Señor, por todas las naciones.