A continuación leeremos el Salmo 27, usando en este caso: la Nueva Versión Internacional. Luego haremos un comentario devocional y una oración final. Versículo por Versículo.
Salmos 27. Salmo de David.
27 El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
¿quién podrá amedrentarme?
2 Cuando los malvados avanzan contra mí
para devorar mis carnes,
cuando mis enemigos y adversarios me atacan,
son ellos los que tropiezan y caen.
3 Aun cuando un ejército me asedie,
no temerá mi corazón;
aun cuando una guerra estalle contra mí,
yo mantendré la confianza.
4 Una sola cosa le pido al Señor,
y es lo único que persigo:
habitar en la casa del Señor
todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor
y recrearme en su templo.
5 Porque en el día de la aflicción
él me resguardará en su morada;
al amparo de su tabernáculo me protegerá,
y me pondrá en alto, sobre una roca.
6 Me hará prevalecer
frente a los enemigos que me rodean;
en su templo ofreceré sacrificios de alabanza
y cantaré salmos al Señor.
7 Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo;
compadécete de mí y respóndeme.
8 El corazón me dice: «¡Busca su rostro!»
Y yo, Señor, tu rostro busco.
9 No te escondas de mí;
no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
porque tú has sido mi ayuda.
No me desampares ni me abandones,
Dios de mi salvación.
10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá en sus brazos.
11 Guíame, Señor, por tu camino;
dirígeme por la senda de rectitud,
por causa de los que me acechan.
12 No me entregues al capricho de mis adversarios,
pues contra mí se levantan falsos testigos
que respiran violencia.
13 Pero de una cosa estoy seguro:
he de ver la bondad del Señor
en esta tierra de los vivientes.
14 Pon tu esperanza en el Señor;
ten valor, cobra ánimo;
¡pon tu esperanza en el Señor!
#2 – COMENTARIO DEL Salmo 27
Ahora veremos un comentario devocional del Salmo 27, escrito por Esteban Correa:
(Versículo 1). El Salmo comienza con la declaración de que Dios es nuestra luz y salvación. La luz es aquello que todos necesitamos para vivir plenamente, la luz nos muestra el camino, la verdad, nos guía en la oscuridad. La luz de Dios es aquello que nos abre los ojos de nuestro entendimiento para poder ver la verdad, la verdad que nos hace libres.
En 1 Juan 1:5 dice: “Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad”. Y en el evangelio de Juan capítulo 1 verso 4 y 5 dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla”.
Jesús es nuestra luz, quien nos imparte su vida, su paz y su claridad, cuando la luz de la palabra de Dios nos llega y la recibimos en el corazón abrimos los ojos para ver la verdad y así somos salvos. Jesús dijo en el evangelio de Juan 8:12 que Él es la luz del mundo y quien lo sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. Esta vida y luz en nosotros, es la misma presencia de su Espíritu Santo. La vida y luz de la palabra, nos libra de toda acechanza de la oscuridad, de toda mentira y engaño.
¿Cómo podremos caminar de forma correcta en la vida? Con la luz de la palabra de Dios. Así lo confirma también el salmo 119:105 “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
Al vivir guiados por la palabra y la presencia de Dios, somos cuidados de todo mal, si Dios está con nosotros ¿Quién contra nosotros?. Estar en el camino de Dios es vivir en su reino, manejarnos bajo la cobertura y los beneficios del reino de los cielos, donde hay poder, libertad, gozo, protección, perdón y vida eterna. El Señor promete cuidarnos siempre. Este reino es inconmovible, y Dios lo gobierna todo, por eso David termina el versículo uno llegando a la conclusión por medio de dos preguntas: ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?.
(Versículo 2) Cuando el Señor es la luz que hemos puesto en nuestra vida, es también nuestra salvación, él nos salva de los ataques de los malvados. Todos los enemigos, tanto humanos como espirituales, son ellos los que tropiezan y caen. Solo Dios puede ser nuestro escudo de esta manera, nos protege de forma poderosa. David tenía muchos enemigos, pero él conocía como el Señor lo había librado una y otra vez castigando a sus enemigos.
(Versículo 3) Los enemigos pueden ser un ejército, pueden ser muchos contra uno, pero no estamos solos, porque los ejércitos celestiales estás disponibles para los hijos de Dios. Podemos ver esto claramente en el relato de 2 Reyes 6:14-18 cuando vinieron contra el Profeta Eliseo un destacamento y carros de combate en multitud a la puerta de su casa, pero Elíseo fue un testimonio de esta promesa del Salmo 27:3, su corazón no temió aunque un ejército se levantó contra él. Su criado, Guiezi, estaba al lado del profeta, temeroso, pero Eliseo pidió al Señor que le abriera los ojos, el verso 16 y 17 de segunda de reyes capitulo 6, dice así: “Entonces Eliseo oró: «Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea». El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo”. Los ejércitos del reino de los cielos están al servicio de los herederos de la salvación, es decir, para nosotros. El Señor está con nosotros, debemos mantener la confianza y estar tranquilos permaneciendo en oración.
(Versículo 4) David tenía en el corazón la contrucción del templo, y en este verso vemos que David sueña y desea estar en la casa del Señor y recrearse en su templo. En lo espiritual, lo que David anhela y busca es la presencia de Dios, estar en la plenitud de su presencia. El Salmo 16:11 dice que hay plenitud de gozo en la presencia de Dios, delicias a su diestra para siempre. Jesús al irse de nuevo al trono de gloria, prometió en Juan 14:16, enviarnos otro consolador, que estaría con nosotros para siempre, al Espíritu Santo, y nosotros somos la morada de Dios. En el nuevo testamento se nos motiva y enseña a ser llenos del Espíritu Santo por medio de la adoración, la palabra y la intimidad con Dios orando. Él está aquí ahora con nosotros, para ayudarnos, fortalecernos y hacernos dar buenos y preciosos frutos en todas las áreas de nuestra vida.
(Versículo 5) Esta es una declaración de confianza del salmista, confiando en que el Señor los resguardará en el tiempo de la aflicción, proclamando así la bondad de Dios. Cuando permanecemos en Jesús, estamos conectados en su protección y presencia. El Salmo fue inspirado en la necesidad que tenemos de protección. El reino de Dios es inconmovible y si estamos en su presencia, sabemos que tenemos el poder del lugar al que pertenecemos, el reino de los cielos. La morada de Dios es un lugar de intimidad. En el antiguo testamento el tabernáculo era donde moraba la presencia de Dios, cosa que el Señor Jesús quebró para que todos pudiéramos acceder al trono de la gracia. En Hebreos 4:16, dice: “Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos”. El Señor está disponible y tenemos acceso a su trono ahora mismo.
(Versículo 6) Similar al verso 3, David expresa que frente a ser rodeado por enemigos, Dios lo hará prevalecer. La victoria de las batallas ya han sido ganadas porque Jesús las ganó todas en la cruz y sobre esa base vivimos todo triunfo. Nuestra victoria es permanecer en la fe, ésta nos encamina a vencer en lo que necesitemos. En romanos 8:37 lo dice así: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.
Al cerrar esta declaración David dice que ofrecerá sacrificios de alabanza y cantará salmos al Señor. Esto está relacionado con el poder de la adoración, la adoración es un arma de guerra, el Señor mueve su mano poderosa mientras adoramos, recordemos a Pablo y Silas en el relato de Hechos 16:25-26 que siendo encarcelados, fueron liberados de forma sobrenatural por un terremoto y se rompieron las cadenas mientras adoraban a medianoche al Señor.
(Versículo 7) Este verso es una oración de ruego y clamor. Hay distintos tipos de oración, y en este caso, nos muestra que podemos clamar por la ayuda de Dios con todo el corazón. En ocasiones la oración de clamor nos sale porque necesitamos la intervención de Dios. En Filipenses cuatro verso seis, lo dice así: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”.
(Versículo 8) En la intimidad del corazón escuchamos el llamado de Dios a buscarle. Muchas veces debemos ir de inmediato a orar porque es necesario, cuando nuestro corazón necesita buscar a Dios. Desde el corazón recibimos el llamado a estar con nuestro Padre Celestial y nuestro corazón debe responder. “Sí Señor, aquí estoy, tu rostro buscaré”.
(Versículo 9) David anhelaba sobre todas las cosas tener comunión con Dios, amaba a Dios y le pedía, le rogaba que no esconda su rostro de él. Queremos estar cerca de la presencia de Dios y este verso nos muestra como debemos desear estar con Dios. Somos nosotros los que necesitamos de Él Señor, por eso David pedía que Dios no dejará de escucharlo. En Santiago 4:5 en la clásica versión de la biblia Reina Valera 1960 dice así: “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” Dios nos desea y nosotros lo deseamos a Él, esta es la base de nuestra vida cristiana, amar a Dios sobre todas las cosas. En Santiago 4:8 dice: Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!”. Dios se acerca a nosotros, cuando nosotros nos acercamos a Él.
(Versículo 10) Este versículo muestra al amor de Dios como Padre, porque si aún nuestros padres nos abandonaran, el Señor estará con nosotros. Él nos dará todo lo que un padre bueno da a su hijo. Dios nos adopta como sus hijos. Si te ha faltado el amor de padre o madre, el Señor te dice: “Yo soy tu Padre y eres mi hijo amado”. El Señor suplirá con su amor todo el amor que necesitamos como hijos. A veces no es la ausencia fìsica, pero si la ausencia de conexión de amor que necesitamos recibir como hijos, pero Dios lo suple todo, Él puede poner ese amor que necesitamos como hijos, y aún más. Dios es un Padre amoroso, y de forma especial brinda su amor y adopción a todos lo que puedan ser abandonados por padres o madres, tanto física como emocionalmente.
(Versículo 11) Podemos pedir dirección a Dios porque tenemos luchas y conflictos, estamos en medio de una guerra contra el mundo y los poderes de maldad. Por eso necesitamos la guía de Dios, Él es nuestro comandante en Jefe. El sabrá guiarnos en todo tiempo para ir por el mejor camino, para poder ser librados de los enemigos.
(Versículo 12) Necesitamos la protección de Dios, porque sin ella quedamos expuestos a los peligros. David clama no ser entregado a los enemigos, pide e implora la protección sobrenatural de Dios. Cuando Jesús nació, vemos en Mateo 2:13 como el Señor guío a José para no quedar bajo el peligro de la masacre que ordenó el rey Herodes en la matanza de los niños. Por eso la guía de Dios nos libra de los enemigos y sus acechanzas. Los falsos testigos, nos habla de la injusticia, de la mentira y la injuria en nuestra contra, el Señor hace justicia a sus siervos. Debemos encomendar en las manos del Señor toda injusticia, violencia y dichos falsos en nuestra contra, de Él es la venganza.
(Versículo 13) David afirma que de una cosa está seguro, que “ha de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes”. Es una proclamación de absoluta seguridad, de una plena y total confianza en la bondad de Dios. Tal vez sientes que no sabes como resolver conflictos, pero hay esperanza, verás la bondad de Dios en esta tierra, así lo dice esta declaración poderosa de la biblia.
(Versículo 14) Éste último versículo es la continuación de la declaración anterior, nos hace un llamado a poner la confianza en el Señor, diciendo: “Pon tu esperanza en el Señor;
ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el Señor!” lo repite porque es necesario, es muy importante no desmayar, sino poner la confianza y esperanza en el Señor. Es una orden motivadora que nos levanta, nos renueva y nos da esperanza, porque sin dudas veremos su bondad en esta tierra.
#3 Oración final
Realicemos juntos ahora esta oración, basada en las promesas del Salmo 27:
“Padre Dios, tú nos has dado a Jesús como nuestra luz y salvación, pero te pedimos que nos ilumines en nuestro camino y nos salves de todo mal. Guárdanos de todo enemigo, sean ellos dispersados. Tu eres nuestro gran protector y tu ejército celestial pelea a nuestro favor. Que tu confianza esté siempre en nuestros corazones para vivir sin temor. Líbranos de todo ejército que quiera venir contra nosotros. Tu poderosa presencia nos guarda, nadie nos puede arrebatar de tu mano, permanecemos en tu amor adorandote. Eres nuestra delicia y damos la bienvenida a tu Espíritu Santo para ser nuestro compañero y ayuda. Recibimos tu amor de Padre, sana nuestras heridas y cólmanos con tu amor inigualable. Guíanos para no tropezar, para no ser acechados por peligros o enemigos, diríguenos a tiempo de bendición y paz.
Veremos tu bondad a cada paso de nuestra vida. Ponemos en ti nuestro confianza, alienta nuestro corazón ahora. Declaramos, pedimos y recibimos todo esto en el nombre de Jesús, amén”