A continuación leeremos el Salmo 31 en la “Nueva Biblia Viva (NBV)
Comentario devocional del salmo 31, escrito por Esteban Correa
Versículo 1
David estaba siendo perseguido por sus enemigos, como muchas veces nos pasa a nosotros, cuando de repente se levantan situaciones de conflicto que invaden nuestra paz y pretenden traernos angustia. El apóstol Pablo dijo en Efesios 6:12 que no tenemos lucha contra seres humanos, sino contra huestes espirituales de maldad que nos quieren destruir, pero el Señor es nuestro refugio para poder contrarrestar todo contrariedad contra nuestras vidas.
El versículo uno dice “No permitas que mis enemigos me derroten”. El reino de los cielos está para ayudarnos, nunca debemos dudar de eso, el poder de la palabra de Dios y la llenura del Espíritu Santo nos darán la fortaleza para vencer a nuestros enemigos.
Otras traducciones dicen “Líbrame en tu justicia” o “tu procedes rectamente”, tenemos que recordar que Cristo es nuestra justicia en Dios y nuestro abogado defensor. Aunque no lo merezcamos, el Señor nos hará justicia, porque por medio de Jesús hemos sido llamados justos. No confundamos la justicia de Dios, que condena al pecador no arrepentido, a la justicia de Dios, que nos justifica por haber recibido a Jesús como nuestro Salvador.
Por eso podemos orar de esta forma: “Dios Padre aunque no lo merezco y he cometido errores, la sangre de Cristo me ha limpiado, porque Jesús es mi Señor y Salvador, líbrame de mis enemigos y hazme justicia de mis enemigos” Amén
Versículo 2
Puede que circunstancias de confusión, o personas que se oponen y se endurecen contra nosotros, son usadas por el enemigo para atacarnos, tal vez puede ser en la salud, en nuestra economía, en nuestra familia, en alguna situación inesperada de cualquier índole. A veces nos cuesta un poco prevalecer en la fe, cuando las situaciones parecen que no tienen salida, pero el Señor traerá salud, sanidad, restauración, prosperidad, respuesta al milagro que esperas, consuelo y salida a todo problema, el Señor revertirá la situación de dolor en gozo y fortaleza. Querido amigo ¡Tus enemigos serán derrotados!.
Este versículo también dice: “Respóndeme cuando a ti clamo”, esto significa que podemos acudir al Señor para clamar y rogar por una situación, el clamor es un grito desesperado que sale de lo profundo de nuestro ser, y se nos dice en la biblia que debemos hacer rogativas y oraciones de clamor, porque el Señor responde a los clamores por tu ayuda.
Versículo 3
Aquí David dice: “Tu eres mi roca y mi fortaleza”, esto simboliza calma, seguridad, esperanza y consuelo, ya que en la antigüedad se usaba mucho la simbología de las rocas como algo seguro, estar firme sobre una roca, nos habla de estar estables y en paz.
Los castillos nos dan a entender la protección. Nada mejor podemos hacer cuando somos asediados, que volvernos al Señor continuamente para encontrar esa seguridad y fe que tanto necesitamos.
El Señor también se glorificará a sí mismo cuando con su poder nos libra de situaciones imposibles para nosotros, por eso el verso tres termina diciendo: “honra el nombre tuyo sacándome de este peligro”. Somos un testimonio para el mundo, Dios desea demostrar su favor a sus hijos y ser así exaltado ante los ojos de los incrédulos.
Versículo 4
“Líbrame de la trampa de mis enemigos”, esta debe ser una oración constante en nuestro diario vivir, porque nuestros enemigos espirituales y la maldad de los hombres perversos, buscarán tendernos trampas y sutiles engaños para hacernos caer en distintos problemas, oremos continuamente que el Señor nos libre de las emboscadas que el enemigo prepare para nosotros, que sea frustrado todo plan del enemigo en el nombre de Jesús.
Versículo 5
“En tus manos encomiendo mi espíritu” es una frase utilizada en la antigüedad para encomendar la vida a Dios en diferentes situaciones que requerían la intervención divina, como persecuciones con riesgo de muerte, tribulaciones, como en ser el caso del Rey David, y también algo común en los moribundos antes de expirar, se acostumbraba entregaban su espíritu a Dios.
También lo hizo Esteban, el primer mártir de la iglesia primitiva, que fue apedreado por ser creyente, en Hechos 7:59 dice: “Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Y el mismo Jesús antes de su último suspiro, cita esta misma frase, lo podemos leer en Lucas 23:46
“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”.
Además estas fueron las últimas palabras de muchos mártires antes de ser condenados, y de creyentes antes de partir con el Señor.
Para nosotros también puede ser una forma de orar y encomendarnos al Señor ante distintas situaciones complicadas que nos toque enfrentar.
Versículo 6
David manifestaba que no confiaba en ídolos, era importante esta declaración ya que siempre podemos anteponer a Dios algo o alguien en lo cual confiamos antes que en Él, pero David sabía muy bien que todo ídolo es una vanidad ilusoria, un engaño a nuestra fe.
Lo mismo pasa en nuestros días, donde tenemos una larga lista de cosas en las que podríamos confiar antes que en Dios, David decide contrarrestar y quitar toda duda de donde estaba puesta su confianza, por eso hace la declaración del versículo seis: “Odio a los que adoran ídolos sin valor; yo confío en el Señor”.
Versículo 7 y 8
La intimidad que había desarrollado David con Dios, era tal que sentía su presencia en su alma, sabía que el Señor veía su angustia, y se gozaba en su amor, reconociendo que lo había librado de sus enemigos, lo había llevado a la victoria. Así es como el Señor hará contigo, te librará de los enemigos y te pondrá en una situación segura.
Versículo 9 y 10
David expone toda su angustia con expresiones como “Tengo los ojos enrojecidos de llorar; el dolor ha quebrantado mi salud” otras biblias como la Nueva Traducción Viviente dicen:
“Estoy muriendo de dolor; se me acortan los años por la tristeza. El pecado me dejó sin fuerzas; me estoy consumiendo por dentro”.
El versículo diez hace alusión a las consecuencias del pecado, David comprendía que los pecados han tenido consecuencias en sus fuerzas fìsicas, aunque no especifica cuáles fueron esos pecados, pero si nos da a entender un concepto, la angustia llegó tan profundo que había afectado la salud de su cuerpo. Nuestra tendencia al pecado nos trae dolor. Tal vez en la conciencia, en nuestra santidad ante Dios, pero sin omitir el cuerpo físico.
En la versión Reina Valera 1960 dice así: “Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido”.
La iniquidad es un tipo de maldición que viene a raíz del pecado no confesado, y así como se pueden heredar parentescos físicos o biológicos con nuestros padres, también hay una herencia espiritual que debemos desarraigar totalmente de nuestra vida. La iniquidad es la inclinación al pecado que puede desviarnos y traernos maldición tanto física como espiritual.
En Cristo ha sido crucificada toda maldición y pecado, pero Jesús nos enseña en San Juan 15, que debemos permanecer en Él para dar frutos espirituales.
Es recomendable además hacer oraciones rompiendo maldiciones generacionales de pobreza, enfermedades, tragedias, muertes prematuras, fracasos y todo tipo de problema que pueda venir en nuestra herencia espiritual, debemos orar con la ayuda del Espíritu Santo para recibir revelación de cómo debemos orar para romper toda oposición.
El diablo se resiste a soltar, por eso debemos permanecer firmes en la fe, obedecer a Dios en todo, estar en comunión con los hermanos y líderes en nuestra iglesia, confesar todo pecado, y echar fuera con firmeza al enemigo en el nombre de Jesús. Así nuestra vida estará libre de toda contaminación.
En hebreos 12:1 nos muestra que el pecado tiene un peso, es un estorbo que nos detiene en la carrera, por eso, al romper las maldiciones del pecado y estar en la voluntad de Dios, ese peso desaparece y tenemos fuerzas para avanzar libres a nuestro propósito.
Versículos 11 al 13
David sufría un gran rechazo, sus enemigos lo perseguían para destruirlo, lo injuriaban, tal vez habían logrado que falsas acusaciones se filtraran incluso entre sus vecinos o amigos, y esto provocó un rechazo masivo, incluso entre sus gente conocida.
Puede que sientas ahora mismo una persecución en tu trabajo, falsas acusaciones de tus compañeros, tal vez percibes rechazo, indiferencia, incluso como David, que se alejan de ti por motivos que ni siquiera entiendes. Pero los que confían en el Señor reciben su favor.
El verso doce dice literalmente que se habían olvidado de Él como si fuera un muerto. A veces sentimos que se levantan todo tipo de enemigos en contra de nosotros, como si nos acecharan en manada. El verso 13 lo describe como rumores y ataques. David lo resume diciendo: “el terror me rodea”.
Pero querido amigo, no estás solo, esa injusticia, ese dolor, esa desilusión, ese fracaso, temor o mentira caerán ante el poder de la fe en nuestro gran Dios. Ten paciencia, confianza y espera en el Señor.
Versículo 14 al 18
Aquí la declaración es de fortaleza y esperanza ante sus enemigos. “Tu eres mi Dios” y “Mi futuro está en tus manos” son las claves de la fe de David.
Las pruebas nos enseñan a conocer a Dios, nos dan una fe más consistente.
Nuestro futuro está en sus manos, como dijo David, no dejaremos lugar a la desesperanza, no vamos a la deriva, no quedaremos postrados; si caímos, nos levantamos, si somos golpeados, seguimos adelante, porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes en el Señor. Todo enemigo caerá, toda lengua injusta será silenciada, no serás avergonzado, todo labio mentiroso callará, esa fue la declaración de David y eso es lo que sucederá en tu vida.
Versículo 19
En la Nueva Traducción Viviente este versículo se traduce de la siguiente manera:
“Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo”.
No hay actitud más agradable a Dios que encontrar a quien le tiene reverencia, aquel que tiene temor reverente revela que le da a Dios importancia, lo toma realmente en serio, lo respeta y lo reconoce, demuestra que lo honra y quiere agradarle, que lo busca y le pide perdón a pesar de equivocarse, sabe que necesita estar a cuentas con el Señor, porque Él es Dios y nada es más grande o importante que estar en acuerdo y agradando al todopoderoso.
Alguien que respeta profundamente a Dios tiene un corazón recto. Y la promesa de este versículo es que Dios ha reservado bondad para los que tememos su presencia, y que la derrama en abundancia para los que acuden a Él en busca de ayuda. También nos bendecirá ante la mirada del mundo, Dios puede darnos bendiciones personales que son privadas, pero también tiene bendiciones que van a ser públicas, porque su gloria es mostrar el favor a sus hijos ante los ojos de todo el mundo.
Versículo 20
El Señor es capaz de ocultarnos para que el enemigo no nos pueda ver ni tocar, no sabe dónde estamos, cuando el Señor nos tiene en su mano el mal no nos encuentra, estamos a resguardo.
La maldición de la lengua acusadora se desvanecerá sobre nuestra vida, quedará sin efecto porque el Señor es nuestro refugio ante estos ataques.
Versículo 21
David pide que alabemos al Señor porque le ha mostrado las maravillas de su amor inagotable. Cuando experimentamos la bondad de Dios no podemos más que exclamar adoración hacia Él.
Versículo 22
David reconoce que se debilitó en la fe, como muchas veces nos sucede a todos; flaqueamos, dudamos y sentimos incertidumbre. Recuerda que cuando te invada el temor, es porque la fe está sucumbiendo. Pero David se retracta de esta error, otras versiones dicen por ejemplo:
“Lleno de pánico, clamé: «¡Me han separado del Señor!» (NTV) o
“En mi confusión llegué a decir: «¡He sido arrojado de tu presencia!» Pero tú oíste mi voz suplicante cuando te pedí que me ayudaras”. (NVI)
David nos muestra que el Señor no lo abandonó aún cuando parecía que así había sido, un momento límite donde fue atacado sintió debilidad, pero el clamor fue oído y respondido. A veces parece que el Señor nos abandona, pero está oyendo nuestro clamor.
Versículo 23 y 24
La arrogancia tiene castigo,. si nosotros somos arrogantes, seremos corregidos por el Señor. La arrogancia está cerca de la rebeldía, la arrogancia es obstinada porque cree que no necesita a Dios para nada. El arrogante no tiene la suficiente humildad de reconocer sus limitaciones y necesidad de Dios, busca cualquier otro camino que no lo haga doblegar sus rodillas para orar a Dios con sinceridad.
David nos anima a que amemos a Dios, no solo que seamos fieles, sino que también lo amemos. Y como cierra el versículo veinticuatro, seamos fuertes y valientes, porque nuestra esperanza no está en algo débil, sino en la fortaleza de los siglos, en el creador de todo.
Hagamos ahora juntos una oración basada en el salmo 31
“Dios mío, acudo a ti para ser guardado y protegido de todos mis enemigos, no permitas que se avergonzado, sálvame de las trampas contra mi vida, de los ataque injustos que quieren destruirme”
“Padre Celestial, tu eres mi protección, mi roca y mi fortaleza, a quién acudo para ser protegido del peligro y rescatado de la tribulación”
“Mira las angustias de mi alma, no me entregues en las manos de mis enemigos, afirmame en un lugar seguro para vivir en paz”
“Ten misericordia de mi Señor, en la angustia y el dolor, quita toda debilidad que me haya producido la tristeza y el pecado, seca mis ojos de lágrimas y dame tu alegría”
“Renuncio a todo pecado e iniquidad que quieran destruir mi vida, renuevame en tu presencia y lléname de gozo indescriptible”
“Guárdame en medio del rechazo, la crítica y la murmuración, tu eres mi resguardo para salir victorioso y fortalecido ante todo desprecio”
“En tì confío Señor Jesús, tú no me desamparas ni me abandonas en medio de la batalla”
“Que sea callada toda lengua injusta y mentirosa, y que los malvados se aparten de mi vida”
“Tu me bendices en este día porque te agradan aquellos que te temen, te busca y te son fieles”
“Hazme fuerte y valiente porque tengo mi esperanza puesta en ti”
“Padre Bueno. Te doy toda la gloria y te pido todo esto en el nombre de Jesús, Amén