Dios en su palabra nos pide que, no miremos ni envidiemos la prosperidad del malvado, nos manda que no sintamos aflicción por ello, y nos exhorta a poner nuestro corazón en las cosas de arriba. Nos indica que donde está nuestro corazón, allí estará nuestro tesoro.
Y, es que, el Señor quiere que disciernas, quien puede sostenerse verdaderamente en la tormenta: ¿Aquel que vive conforme a los deseos de su carne?, o aquel que obedece a Jesús, y ha dejado todo por seguirle. Hoy, te recordaremos quien eres, con Nehemías 1:4.
No dudes de la identidad que tienes en Cristo, y ve por todo lo que el Padre tiene reservado para ti.