Basada en las promesas del Salmo 46 y 91
“Padre Celestial venimos ante ti sabiendo que eres nuestra verdadera y eterna esperanza.
Aunque las tinieblas avanzan sobre el mundo con pestes, virus y pandemias que amenazan a la humanidad, tu luz brillará sobre nosotros, tu mano poderosa nos protegerá de todo mal, nos guardará de los virus de enfermedad por el poder de tu presencia.
Nos volvemos ahora en contra de la peste destructora que acecha al mundo día y noche en el nombre poderoso de Jesús y nos ponemos bajo tu protección.
Recibimos sobre nuestra familia y proclamamos sobre cada persona que escuche ahora este video la promesa de protección ante pestes que nos da el Salmos 91 del verso 1 al 7 que dice:
“El que habita al abrigo del Altísimo y se acoge a la sombra del Omnipotente, dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!» El Señor te librará de las trampas del cazador; te librará de la peste destructora. El Señor te cubrirá con sus plumas, y vivirás seguro debajo de sus alas. ¡Su verdad es un escudo protector! No tendrás temor de los terrores nocturnos, ni de las flechas lanzadas de día; no temerás a la peste que ronda en la oscuridad, ni a la mortandad que destruye a pleno sol. A tu izquierda caerán mil, y a tu derecha caerán diez mil, pero a ti no te alcanzará la mortandad”.
Repitamos en voz alta estas palabras para echar fuera todo temor:
“Padre Celestial tu eres mi refugio seguro, por eso no tengo porque temer, ayúdame en estos momentos de angustia para la sociedad, ayúdanos a ser prudentes y guárdanos de todo descuido que nos pueda afectar.
Recibo el poder de tu Espíritu Santo que me da fortaleza y fe en este tiempo. Solo tu puedes detener el avance del mal y la enfermedad.
Señor Jesús tú eres el Señor de mi vida y familia y no tengo por qué temer. Renuncio al temor, el pánico, la angustia, la ansiedad y la desesperación porque Jesús es mi única esperanza, tu mano poderosa nos libra en todo tiempo y lugar.
Nos volvemos ahora en contra de todo espíritu de temor, resistimos y echamos fuera la nube de oscuridad que quiere traer pánico y ansiedad. En su lugar nos volvemos fuertes, seguros y llenos de la paz de Dios por el Espíritu Santo. Mi corazón recibe ahora la paz de Dios. Nos volvemos a las promesas de tu palabra, a tu dulce presencia en nuestros corazones, levántanos Señor como un faro de luz en medio de la oscuridad.
Tu gloria será vista, porque tu luz resplandece en la oscuridad.
Ahora recibamos como un baluarte en nuestra casa y familia la poderosa promesa del Salmos 46, que dice así:
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza;
siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.
2 Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos
y las montañas se derrumben en el mar.
3 ¡Que rujan los océanos y hagan espuma!
¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas!
4 Un río trae gozo a la ciudad de nuestro Dios,
el hogar sagrado del Altísimo.
5 Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida;
en cuanto despunte el día, Dios la protegerá.
6 ¡Las naciones se encuentran en un caos,
y sus reinos se desmoronan!
¡La voz de Dios truena,
y la tierra se derrite!
7 El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros;
el Dios de Israel es nuestra fortaleza.
8 Vengan, vean las obras gloriosas del Señor:
miren cómo trae destrucción sobre el mundo.
9 Él hace cesar las guerras en toda la tierra;
quiebra el arco y rompe la lanza
y quema con fuego los escudos.
10 «¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios!
Toda nación me honrará.
Seré honrado en el mundo entero».
11 El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros;
el Dios de Israel es nuestra fortaleza.
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Te saludamos desde avanzapormas.com “Estamos para bendecirte”