Por Mario Serrano
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor (1 Juan 4:8)
Dios desea que tu vida sea maravillosa. El anhela que puedas tener una existencia plena y satisfecha. ¿Podemos estar seguros de esta afirmación? ¿Será solo una frase atractiva para motivarnos, pero que carece de fundamento? ¿Vivir una vida plena y abundante es solo un sueño o una ilusión? La respuesta a estas preguntas yace en el conocimiento de que nuestro Padre nos ama. Las escrituras señalan que Dios es amor. En nuestra experiencia humana sabemos que quien ama, desea lo mejor hacia aquellos que ocupan un lugar en su corazón. Dios te ama y desea lo mejor para ti, su amor baña y cubre toda intención y propósito, sus pensamientos son de bien y no de mal para tu vida.
A veces parece difícil creerlo. Sobre todo cuando vemos el sufrimiento en la gente. Hay muchos que son víctimas de la injusticia, la pobreza, las guerras y la enfermedad. ¿Acaso no quiere Dios que ellos también tengan una vida maravillosa? ¡Claro que sí! Dios no creo esas circunstancias. Todo lo contrario, el creo un mundo rico, lleno de cosas buenas, Génesis 1:31 revela…” Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. “
No culpes a Dios por los problemas que el hombre originó y provoca aún en nuestros días. La raíz del mal está en el corazón del ser humano. El hombre vez tras vez ha rechazado el amor y los propósitos de Dios, por sus propios desvaríos.
Sin embargo, querido amigo, aun en este mundo donde hay tanto sufrimiento, tu vida puede ser maravillosa. Miles lo están experimentando y disfrutando. En todo el mundo personas de distintas nacionalidades y de diferentes estratos sociales han abierto su corazón al amor de Dios. A través de Jesucristo Dios el padre nos ofrece una vida nueva y plena. Todo lo que necesitas lo encuentras en Cristo Jesús, él es la manifestación del amor de Dios para ti. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3.16)
Oremos así:
Querido Dios, los golpes de la vida han sido muchos y fuertes. Han endurecido mi corazón, pero hoy tu amor llega hasta mi a través de Jesucristo. Acepto tu amor, acepto a Jesucristo como mi salvador y como la manifestación de tu amor hacia mí. Recibo tu plenitud así como absorbe la tierra seca, el agua pura y refrescante que desciende del cielo. Gracias por proveerme una vida plena y maravillosa. Amen
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