Declara a diario sobre tu vida, que ya lo peor pasó, y toma la autoridad que Jesús te entregó, nunca olvides que Él vino a liberarnos de toda cautividad, y quiere vernos mover en la Fe sobrenatural, no una Fe de palabras.
Este es tu tiempo, tu día, y la hora de tu libertad.
Repite con disciplina nuestra oración de hoy, y verás cuantos milagros te estaban esperando, y no habías ordenado a la montaña que se apartara.
													
																							
																								
												
												
												
						
					
						
					
						
					
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
										
																		
										
																		
										
																		