Enfócate hoy en el buscar al Señor, porque la biblia dice en Hebreos 13:8 que Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Su carácter no cambia, su poder es inigualable, su amor es infinito. El hace milagros cuando nos enfocamos en su palabra para desarrollar la fe.
Juan 4:49-50 dice: “―Señor —rogó el funcionario—, baja antes de que se muera mi hijo. ―Vuelve a casa, que tu hijo vive —le dijo Jesús. El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo”.
Cuando este funcionario se enteró de que Jesús iba a Galilea, salió a buscarlo para pedir ayuda. Los galileos habían visto personalmente lo que Jesús hizo durante la pascua. Cuando el funcionario viene a Jesús, le suplica que vaya a sanar a su hijo, pero el Señor en esta caso no lo acompaña, solo le dijo: Vuelve a tu casa, que tu hijo vive. El hombre creyó lo que Jesús dijo y se fue.
El hombre tenía la fe suficiente para creer, que solo la palabra de Jesús, dada a la a distancia era suficiente para el milagro y así sucedió. El Señor quiere que nuestra fe crezca, nosotros necesitamos que nuestra fe crezca, tenemos que acceder a la fuente de la fe, que es saber que Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos, que sigue haciendo milagros y maravillas, que nos inspira y nos ha dado su Palabra y su Espíritu Santo para desarrollar la fe necesaria para creer y recibir sus promesas en cada situación de nuestras vidas.
Oremos así:
“Padre Celestial, gracias porque en Jesús obtenemos toda tu bendición, Él es el mismo ayer hoy y por siempre. Creo tu palabra y tus promesas, porque son fieles y verdaderas. Recibo tu fe bajo el poder del Espíritu Santo en el nombre de Jesús. Amén”