Por John Hagee
COLOSENSES 3:12 “Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia”
¡Manso no significa débil!
Consideremos a Moisés, el campeón de la mansedumbre del Antiguo Testamento.
La Biblia dice, “A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra” Números 12:3.
Él fue manso. ¿Pero fue él débil? Míralo matar al Egipcio que estaba golpeando a su hermano hebreo injustamente. Míralo escapar hacia el desierto y hacer una fortuna en 40 años. Míralo enfrentar al gran faraón y demandarle, “¡Deja ir a mi pueblo! “ Míralo liderar a todo un pueblo de esclavos a través del desierto por 40 años, hasta llegar a la tierra donde fluía leche y miel.
Cuando Dios se enojó con Israel – tanto que estuvo listo para matar hasta el último hombre – puedes ver a Moisés pararse en intercesión y decir, “¡Si los matas, Señor, a mí también mátame!” Dios cambió su parecer por Moisés. Eso es mansedumbre. Pero nada tiene que ver con debilidad.
Moisés ciertamente llena lo que Pablo escribiría después en el Nuevo Testamento a la iglesia respecto al modelo de mansedumbre:
“Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor”. Efesios 4:1-2
John Hagee es Pastor de la Isglesia Cornestorn en Texas Usa. Autor de numerosos libras y conferencista internacional. Traducido por avanzapormas.com Fuente: jhm.org/Devotionals/03-01-colossians-312