Una característica de un cristiano no es que no caiga, sino que, cuando cae, se levanta. Dice la palabra del Señor: Siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse. Nuestra fe cristiana se basa en un hombre que lo dieron por muerto, pero, al tercer día se levantó. Tú puedes estar derribado, pero eso no quiere decir que has sido destruido.
Cuando vemos que Pablo usa la palabra derribados, en el verso de 2 Corintios 4:9, pudiéramos pensar que se refiere a alguien que cayó, pero, al ver la traducción más fidedigna de la versión original de esta escritura, vemos que Pablo está hablando de alguien que fue echado abajo, que fue derribado, tumbado. Esta es la misma expresión que usa la Biblia cuando habla de que Moisés cast down o lanzó la vara al suelo, tiró la vara, y esta se convirtió en serpiente.
Esta expresión de algo lanzado, hace referencia también a los momentos en que Pablo fue golpeado físicamente. La expresión quiere decir que fue golpeado hasta llevarlo al suelo. Pablo fue azotado, apedreado; así que, no fue tan solo una presión mental o emocional, sino que esto nos habla del aspecto físico, del cansancio físico que viene por causa de todo el sufrimiento.
En el Antiguo y Nuevo Testamento, la guerra no era únicamente espiritual, sino que era a pedradas, era a persecución, a cantazos. Pablo está hablando de que fue golpeado al grado tal, que llegó un momento en que cayó al suelo; pero está diciendo que, aunque derribado, no estaba destruido.
Esa palabra aparece en varias ocasiones a través de toda la escritura. Una de ellas, en Apocalipsis 12:10, donde dice: Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
El diablo tenía dos únicas funciones en la Biblia: Era conocido como el adversario, y como el acusador. Y, cuando Cristo vino y murió por nosotros en la cruz del Calvario, esos dos poderes que el hombre le dio cuando pecó, fueron eliminados. Y lo que dice este verso es que el diablo fue lanzado. Ese era el destino del diablo: Ser lanzado. No es tu destino ser lanzado, estar derribado perpetuamente. El que fue lanzado fue el acusador.
Cuando los discípulos comenzaron a hacer milagros, volvieron donde Cristo, y él les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Jesús había visto que el diablo había sido lanzado del cielo.
Apocalipsis 12, sigue diciendo, en los versos 11-12: Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Lo triste es que hay gente que, aunque han sido lavados por la sangre de Cristo, todavía permiten que el enemigo tenga un lugar demasiado alto en su mente, en sus pensamientos. Tiene que haber un día en que digas: Por la sangre de Cristo y por el testimonio de la palabra, yo lo lanzo de mis pensamientos, lo veo derrotado.
El enemigo ha sido lanzado del cielo. La pregunta es si tú lo has lanzado de tu cielo, si tú lo has sacado de tus pensamientos, de tu reino. No le des más poder. Entiende que eres tú quien tiene la victoria.
En Mateo 2:13, vemos que el ángel le dice a José que Herodes buscará al niño para matarlo. En el texto original, la expresión que se usa en este verso es la misma que usa Pablo y que se traduce como destrucción. Herodes buscaría al niño Jesús con la intención de destruirlo. Y sabemos que no pudieron hacerle daño. Lo curioso es que esa misma palabra se usa en referencia a nosotros, en el conocido verso de Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Esa expresión no se pierda es la misma palabra que usa para decir no estar derribado o destruido.
Tu destino no es estar en el suelo, tu destino no es caer. Tu destino siempre ha sido, por la gracia de Dios, levantarte. Tú has sido lavado por la sangre del Cordero del Hijo de Dios y el testimonio lo que dice es que tú te puedes levantar, que puedes salir de donde estás, por causa del amor de Dios. Pastor Otoniel Font